Es curioso que la mayoría de las veces que he elegido la opción no presencial en ciertas asignaturas (ya sea por falta de tiempo o interés), no me han puesto las cosas muy fáciles. Les haré un favor a los/as profesores/as y a mi misma seguramente, y no mencionaré nombres, porque además, seguro que quienes estamos en esta maravillosa facultad, ya sabemos por dónde van los tiros:
- En una optativa de primero, elegí ser no presencial ya que estaba trabajando y me era imposible acudir a las clases (que eran obligatorias). No se me permitió presentarme al examen oficial de febrero, sino que directamente, mi única posibilidad era la convocatoria de septiembre. A su favor, puedo decir que la asignatura era sencilla y conseguí aprobarla, pero igualmente, no es justo que se me niegue el derecho a un examen.
- En otra optativa de tercero, en la cual se exigía únicamente un examen de 24 horas para aprobar en el caso de los no presenciales, suspendí a pesar de hacer un examen igual que el de los presenciales, siguiendo la misma estructura. Y que casualidad, que prácticamente todos/as los/as alumnos/as no presenciales suspendieron.
- En otra optativa de cuarto, debido a la mala coordinación entre dos profesores, nos vimos en junio con un examen tipo test más desarrollo (aunque se había confirmado pocos días antes del examen que sería tipo test), con unas preguntas rebuscadas y atravesadas (suspendieron prácticamente todos/as, con notas realmente bajas, como 1 punto o 2). A estas fechas, aún no sabemos que tipo de examen tendremos en septiembre, ni siquiera el temario (ya que un profesor dice una cosa, y el otro, otra totalmente diferente).
Cuando he escrito en este blog, no me ha gustado referirme a profesores/as en concreto, sino más bien hablar en general de educación, pero ya que se ha comentado muchas veces que criticamos y nos quejamos sin fundamentos, en esta entrada expongo tres buenas razones para seguir afirmando que me parecen realmente injustas las metodologías de muchos/as profesores/as, y que siempre seamos los/as alumnos/as quienes tenemos que pagar por su mala organización y sus errores en la docencia.
Para quienes somos becarios/as, no es solo una asignatura más suspensa, sino que puede ser un curso entero perdido.
Ya está bien de tanta hipocresía y de tomarla contra los no presenciales. Si os resulta insuficiente realizar un simple examen para aprobar, siempre se podrán proponer más actividades o proyectos, lo cuál me parece normal, pero lo que no puede ser, es que directamente se considere que un/a alumno/a no presencial no tiene derecho a aprobar por el simple hecho de no poder acudir a clase, y que nos mandéis a la UNED, como tuvimos que escuchar un día de boca de un profesor.
Y con todo este optimismo, suerte para septiembre, sobre todo, a los/as no presenciales.
2 comentarios:
Está claro que siempre hay gente que fluye como el agua, esto es: se dejan caer por el camino más fácil.
Lo fácil es dirigir a un alumno, y al presencial no se le puede dirigir tan fácilmente a la vez que da doble trabajo, aunque en realidad para eso están los profesores, verdad o no? Otra incongruencia más de nuestro sistema educativo, puesto que bien que machacan luego con lo del aprendizaje autónomo, reflexivo etc. etc. (véanse las entradas "Predicar sin el ejemplo I y II)
Me alegra que escribas, lo cual dice de ti que no eres conformista, que de eso ya está llena la facultad que forma a los educadores de mañana. Me dan escalofríos.
yo lo siento pero sigo apostando por la normativa vigente que me dice que me puedo presentar al examen. Yo, personalmente, he conseguido que me dejen presentarme a un examen después de decir el/la docente que no. Es difícil y les encanta ver cómo caemos en el camino por desesperanza pero hay que ser constante.
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